Sociología
Los lobos suelen organizarse en manada siguiendo una estricta jerarquía social. Se cree que este alto nivel de organización social tenía que ver con el éxito en la caza. Teorías recientes sugieren, empero, que tal organización está más relacionada con un éxito reproductivo.
La manada la lideran dos individuos que están en lo más alto de la jerarquía social: el macho alfa y la hembra alfa. La pareja alfa tiene una gran libertad social en comparación con el resto de la manada. Aunque no son líderes en el sentido humano del término, ayudan a resolver cualquier disputa dentro de la manada, y disponen de un gran control de los recursos, como la comida, y aún más importante, mantienen a la manada unida. Poseyendo fuertes instintos de compañerismo, el resto de la manada normalmente los sigue.
Mientras que la mayoría de las parejas alfa son monógamas, existen excepciones. Un animal alfa podría preferir emparejarse con un animal de baja posición en la jerarquía, especialmente si está relacionado con el otro alfa (un hermano o hermana verbigracia). La muerte de uno de los alfas no afecta al estatus del otro alfa, quien se emparejará rápidamente.
El tamaño de la manada puede cambiar a lo largo del tiempo y se controla por diversos factores, incluyendo el hábitat, las personalidades de los miembros dentro de la manada, y las reservas de comida. Las manadas pueden contener desde dos a veinte lobos, aunque en una manada normal suele haber ocho. Nuevas manadas se forman cuando un lobo deja su manada de nacimiento, encuentra una pareja, y reclama un territorio. Lobos solitarios en busca de otros individuos pueden viajar grandes distancias. Lobos dispersos deben evitar los territorios de otros lobos porque los intrusos en territorios ocupados pueden ser ahuyentados o matados. Es tabú para un lobo viajar hacia otro territorio sin ser invitado. La mayoría de los perros, excepto quizás los de gran tamaño, no tienen nada que hacer contra una manada de lobos protegiendo su territorio de un intruso.
Los lobos que actúen de un modo inusual dentro de la manada, tal como cachorros epilépticos o adultos malheridos por una trampa o por una escopeta son normalmente matados por los miembros de su propia manada. Un cachorro de lobo alfa puede pasar al puesto de su padre, o de su madre a través de unas pruebas.
Los lobos son animales territoriales. Estudios han mostrado que el tamaño medio del territorio de una manada ronda los 200 km2. Las manadas viajan constantemente en busca de presas, cubriendo alrededor de un 9% de su territorio por día, 25km/día plus minusve. El núcleo de su territorio es en promedio de unos 35 km2, en donde pasan el 50% del tiempo. La densidad de presas tiende a ser mucho mayor en los territorios adyacentes. A pesar de dicha abundancia, los lobos tienden a evitar la caza en los márgenes de su territorio, a menos que sea ineluctable, a causa de los tensos encuentros con otras manadas vecinas. Las manadas establecidas, raramente aceptan extraños dentro de sus territorios. Un estudio de mortalidad de los lobos en Minnesota y en el Parque nacional y reserva Denali, concluyó que entre el 14 y el 65% de las muertes de lobo eran causadas por la predación de otros lobos. De hecho, el 91% de las muertes ocurrían dentro de 3,2 km de las fronteras, entre los territorios vecinos.
La comunicación entre estas fronteras se logra mediante la marcación del territorio y los aullidos. Aullar es el principal medio en las poblaciones de lobos ya que comunica la localización del núcleo del territorio, amén de hacer cumplir una barrera de territorio independiente alrededor de la manada. Este es el medio para evitar encuentros con manadas vecinas cerca de las fronteras territoriales. Los lobos solitarios raramente responden a los aullidos.
Los lobos, como otros caninos, marcan el territorio para dejar un reclamo sobre algo, desde territorio, hasta presas frescas. Los lobos alfa marcan el territorio con más frecuencia; los machos lo hacen más que las hembras. La orina es lo que más emplean para marcarlo. Los machos y hembras alfa orinan objetos con una pata levantada mientras que el resto de miembros se agacha para hacer cumplir el rango y el territorio. Usan también marcadores para identificar la comida y para reclamar las muertes en nombre de la manada. Las marcas por defecación se usan por los mismos propósitos que la orina, y sirven como advertencia más visual. Estas marcas son particularmente útiles para ubicarse, evitando que la manada pase por el mismo terreno demasiado y también permitiendo a cada lobo ser consciente del paradero de su manada. Sobre todo, las marcas se usan para informar a otros lobos y otras manadas que un determinado territorio está ocupado, y que por tanto deberían pasar con cautela.
Los lobos tienen glándulas por todo el cuerpo, incluyendo la base de la cola, entre las patas, los ojos, los genitales y la piel. Las feromonas secretadas por dichas glándulas identifican a cada lobo. Un lobo dominante frotará su cuerpo contra los lobos subordinados para marcar a tales lobos como miembros de una manada particular. La gran dependencia de los lobos en las señales olorosas muestra su gran olfato. Pueden detectar virtualmente cada olor, incluyendo marcas, desde grandes distancias, y pueden distinguir entre ellas tan bien o mejor que los humanos pueden distinguir a otros humanos visualmente.
Comunicación
Los lobos pueden comunicarse visualmente con una impresionante variedad de expresiones y modos, que van desde signos sutiles o ligeros movimientos, hasta expresiones más obvias como mostrar una completa sumisión rodando boca arriba.
- Agresividad: Un lobo agresivo gruñe y eriza el pelaje. Puede agacharse, preparado para atacar si fuera necesario.
- Caza: Un lobo que esté cazando está tenso, y por tanto la cola está horizontal y recta.
- Defensa: Un lobo defensivo aplana sus orejas contra la cabeza.
- Dominio: Un lobo dominante permanece rígido y alto. Las orejas están erectas y hacia delante. Esta muestra hace valer el rango del lobo al resto de la manada. Un lobo dominante puede mirar fija y penetrantemente a uno sumiso, montar en sus hombros o incluso subirse a sus patas traseras.
- Enfado: Las orejas de un lobo enfadado están erectas, así como su pelaje. Muestra los incisivos. El lobo puede asimismo arquear la espalda, atacar o gruñir.
- Felicidad: Tal como hacen los perros, un lobo puede menear la cola si está jovial. La lengua asimismo puede sobresalir.
- Miedo: Un lobo asustado trata de hacer que su cuerpo parezca pequeño y por lo tanto menos llamativo. Las orejas se aplanan contra la cabeza, y la cola puede ser introducida entre las patas, como un lobo sumiso. Puede gimotear o ladrar de temor, arqueando la espalda.
- Relajación: La cola apunta hacia abajo, y el lobo puede colarse emulando a una esfinge. Cuanto más abajo esté la cola, más relajado está.
- Sumisión (activa): Durante la sumisión activa, baja el cuerpo entero, y echa los labios y las orejas hacia atrás. En ocasiones se lame el hocico. Coloca la cola abajo, o a mitad o completamente entre las patas, y con el hocico normalmente apunta al animal más dominante. Puede tener la espalda parcialmente arqueada.
- Sumisión (pasiva): La sumisión pasiva es más intensa que la activa. El lobo rueda boca arriba exponiendo vulnerable la garganta.
- Suspicacia: Estrechan los ojos. La cola está recta, paralela al suelo.
- Tensión: Puede agacharse preparado para saltar.
Aullar ayuda a los miembros de la manada a mantenerse en contacto, permitiéndoles comunicarse con efectividad en bosques densos o en grandes distancias. Aullar también ayuda a llamar a los miembros de la manada a una localización específica. Puede también servir como declaración del territorio, mostrando una tendencia dominante en una imitación humana de un lobo “rival” en un área que el lobo considera suya. Este comportamiento es estimulado cuando una manada tiene algo que proteger, tal como una presa fresca. Manadas adyacentes pueden responder a los aullidos de otros, lo cual puede significar un problema para la manada más pequeña. Los lobos, por lo tanto, tienden a aullar con sumo cuidado.
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Aúllan también por razones de comunidad. Algunos científicos especulan que fortalecen la camaradería y la unión social. Durante tales sesiones corales, los lobos aullarán en voces diferentes y variando los tonos, resultando difícil estimar el número de lobos implicados. Esta confusión del número hace que una manada rival sea cauta a la hora de escoger la acción a realizar. Por ejemplo, la confrontación puede ser desastrosa si la manada rival subestima el número de miembros de la otra. Las observaciones de las manadas sugieren que el aullido tiene lugar más a menudo durante las horas del crepúsculo, precediendo la partida de los adultos para cazar y siguiendo su retorno.
El gruñido, es la muestra auditiva de advertencia más efectiva que emplean los lobos. El gruñido del lobo tiene un claro e intenso tono, similar a un bajo, y los emplean normalmente para amenazar a los rivales, aunque no necesariamente para defenderse a ellos mismos. Pueden gruñir a otros lobos mientras son agresivamente dominantes.
Los lobos ladran cuando están nerviosos o cuando quieren advertir a otros lobos de un peligro. Ladran muy discretamente, y generalmente no ladrarán ni fuerte ni repetidamente como los perros; en cambio, usan un poco intenso tono y una audible respiración para llamar la atención de otros lobos. Asimismo emiten una especie de ladrido-gruñido añadiendo un breve gruñido al final del ladrido. Hacen esto, por la misma razón que ladran. Generalmente los cachorros ladran-gruñen con mayor frecuencia que los adultos, utilizando estas vocalizaciones para llorar y obtener atención, cuidados o comida.
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Un sonido menos conocido es el sonido de unión. Este sonido similar a un ladrido es empleado normalmente como muestra de sumisión al macho alfa de la manada por otros lobos. Pueden también gimotear, habitualmente cuando se someten a otros lobos. Los cachorros gimotean cuando necesitan seguridad de sus padres u otros lobos.